Volvía a deleitarse con el baile que le regalaba su apuesto marido. Le miraba a los ojos y sólo encontraba alegría en ellos. El bullicio que generaba la música, las personas
que se habían animado a bailar y la charla de los que estaban mirando y bebiendo hacía agradable y animaba la fiesta. Una pareja se les acercó. Era Pasky acompañada
de Isvitro Tallaferro.
- No se merecen Isvitro. Desde luego, me alegra que la gente pueda olvidar por un momento la situación actual con esta fiesta. ¡Muchísimas gracias
por haber hecho un esfuerzo y estar aqui!
Las dos parejas siguieron bailando y tomaron diferentes direcciones. Desde luego le apenaba sobremanera que su celebración se viera amenazada por la situación política
actual. Lulu paseó la mirada por los asistentes muy despacio. Habían aristotélicos, averroístas, espinozistas. Militantes del PML, de LM y alguno del PRM. La variedad de fé
e ideales era impresionante, pero allí estaban todos. Compartiendo comidas, bebidas, baiiles y anécdotas. Parecía que por fín podían hacer algo todos juntos, en equipo, era
lo que siempre había soñado para su amada Cataluña. ¿Era una ilusa? ¿Acaso pedía demasiado? Por lo menos ellos habían demostrado que las diferencias ideológicas podían
dejar de ser importantes. Eran un ejemplo de tolerancia y respeto. Estaba segura de que si algún día aquella gran aventura de la vida en común les salía mal, no sería por la
política. La tenían más que asumida y habían aprendido a ser felices a pesar de sus diferencias. Sólo esperaba que el resto aprendieran algo de su caso. Estaba realmente
feliz, por lo menos habían logrado que todos estuvieran compartiendo en el mismo sitio sin mal ambiente ni pedradas verbales.
En sus pensamientos volvió a conocentrarse en aquellos ojos color chocolate sonrientesque no dejaban de mirarla.